miércoles, 28 de noviembre de 2012

Huelo a ti




Me gusta hasta el modo en que te alejas de mí:
despejas el camino y esparces tu mullida niebla.
Me acurruco en el hueco de la ausencia,
intento evitar aquello que me haces sentir.
La opacidad me envuelve y tiemblan mis dedos,
se han olvidado del camino hacia el sur,
necesitan un guía y se rebelan
en una protesta sin estandarte,
en una guerra silenciosa y húmedamente salada.
No hay brújula, sólo una sábana infinita
como la noche, como el no soñar.

Huelo a ti
y al beso que no te he dado.

© Anabel

5 comentarios:

  1. Me gusta el olor y el dolor de la ausencia. Todo huele a nada, que es el olor del olvido, o algo así.

    Genial la entrada anterior, también la de los higos, y, claro, está ésta, que me ha congelado la distancia...

    Te dejo un saludo

    Mario

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  2. Sí, en efecto, hay ausencias que son tan poderosas y contundentes como las presencias.

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  3. Son muchos los momentos y ocasiones en que se saborea más la ausencia que la presencia.

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  4. Nos traiciona la cabeza y nos plegamos a los cantos de sirena de un deseo irrefrenable.

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