Me preguntaste si había estado
en Venecia,
esperando de mi boca
el único no que te hubiera
hecho feliz.
Pude haberlo pronunciado.
Y entonces leí en tu frente
arrugada
las fotos que nunca me harías,
la virginidad que no perdí
contigo.
© Anabel
Buen poema, un placer leerte, Anabel.
ResponderEliminarA veces no es necesario ni mentir... Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarDebe ser porque me gusta repetir, porque cada corazón dibuja la ciudad a su manera… que no me importa volver a Venecia con ganas por estrenar.
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