Presiento
que se ha ido,
y, en esta
ocasión, no volverá.
Otras
veces, realizó viaje de ida y vuelta,
pero este
billete es sencillo
y los
pájaros tienen alas de sexto sentido.
Es el
inicio de la última etapa
donde la
relatividad es absoluta,
y la certeza
más precaria
que una
palabra muda.
He
oscurecido los espejos,
he hecho
limpia de sueños
y he
decidido caber únicamente en mi propio colchón.
Me
compraré un rosario de cuentas amarillas,
como los
adoquines del camino de Oz,
para
rezarle al dios más sordo que exista
(es mejor
que no escuchen los deseos).
Se me va
la vida en el último repecho,
las
ilusiones entorpecen la ascensión
y las jóvenes
galas ya no ayudan,
hasta los
tacones sobran ahora que he allanado el camino.
Sin lápiz
de labios, sin ganas de besar,
abandonada
por los pájaros
llegaré
ligera y libre,
al principio
del que no vislumbro el fin.
© Anabel
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