No he sido la primera,
probablemente, no seré la única
ni tan siquiera por un momento.
En mis sueños de ojos abiertos
tampoco puedo imaginar un final
donde tú y yo nos amemos
incondicionalmente y a la vez.
Es la falacia del orgasmo al unísono,
del latir al mismo tiempo
que las cerezas florezcan en mi boca
o los higos lastimen tu lengua
con la aspereza de una gata de afiladas uñas.
Se me escapan las horas, arena entre nardos,
las ilusiones se volatizan en la niebla.
Ni souvenirs me he
de llevar de esta historia
en la que ni siquiera seré la última.
© Anabel
Magnífico, eres la reina.
ResponderEliminarGenial! Pero sin desfallecer. Lo importante es participar...
ResponderEliminarCasi nunca se ama al unísono... el amor y sus destiempos... Pero me ha gustado volver a leerte. Eres un placer, lo sabes.
ResponderEliminarUn abrazo, ni primero ni último.
Mario
Somos libres hasta para engañarnos a nosotros mismos, aunque hay un tiempo para todo y, en ocasiones, no hace falta.
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