Ni siquiera tu verdadero nombre. No quiero saberlo. Prefiero improvisarlo cada vez que mi piel te invoque. Conocer de ti lo que me hace vibrar es lo único que necesito saber.
Revivir la imagen de tu cuerpo desnudo exigiéndome los gemidos de pasión que pago gustosa sabiendo que tus manos van a encontrarme en cada poro, en cada curva y pliegue. Estallar una y mil veces en ti, por ti, para ti, contigo.
Recordar el color de tus ojos que son mi cielo cuando me cubres; tu voz que electriza el vello de mi cuello; tu lengua exquisita que se lleva lo mejor de mí; tus pies que no se extravían en el camino del deseo.
Imaginar tus nombres en las noches solitarias, cuando los libros ya no acompañan y la almohada cambia de textura con tu aliento mágico, cuando desde la distancia de las nubes me posees.
Te contaré los dientes, las pestañas y los cabellos, esos serán los únicos números que guardaré de ti, los únicos datos que apuntaré en mi agenda al lado de la dirección de tu nuca. Tanto da que seas poeta o barrendero, militar o mecánico, eres un hombre.
Nada más quiero saber de ti.
Y al irte, no hagas ruido ni cierres la ventana, deja que, en la duermevela, la brisa me obligue a encontrar tu calor impregnado aún en las sábanas de mi lecho.
© Anabel
A veces ni siquiera hace falta un nombre... sólo el calor que deja la pasión en la piel. Besos.
ResponderEliminarhttp://senderosintrincados.blogspot.com
La pasión no sabe de nombres. Palabras emocionadas y frases llenas de calor para elaborar un texto íntimo y precioso a la vez.Felicidades!
ResponderEliminarY con tus dientes, pestañas y cabellos me haré un collar de mil vueltas. De tus dientes tu aliento, de tus pestañas los ojos, de tus cabellos las trenzas que imaginadas me ayuden a bajar de mi silencio... Cargado de cuentas sin forma que me ronde y atrape, abrace y abrigue... (Para qué su nombre si está su alma y su vientre y esa es firma indeleble...). Cuánta importancia damos a cosas tan tontas, evocar, decir, si puedo tomarlo directamente de tu boca, si resulta imposible poner palabra alguna a lo que habita tu pecho cuando hace mariposas (*) con el mío para atraparlas segundos después entre las piernas...
ResponderEliminarY no, no me entretengas, no dejes que en mí quede duelo alguno a tu salida. Cuando vacía quede de ti que me llene la estela que dejaste y que como collar de cuentas invisibles me abrace y me vista...
Por qué nos habrán hecho tantas veces separar la pasión del amor Cuentista... Distinguirla, ensalzarla o ensuciarla, esconderla o darle el trono y el cetro.
Qué nos llevará a ese estado, uno de los pocos en los que puedo contemplar de verdad el firmamento.
Impresionante.
Te dejo millones de besos.
Tu sirenilla :)
(*) Alusión a Nacho Gómez, "Estrellas y Caracoles".
http://estrellasycaracoles.blogspot.com/2009/11/los-cuentos-caracol-8-primera-vez.html
Me encanta. Un beso sin nombre para ti...
ResponderEliminar...no hacen falta nombres !!!
ResponderEliminarUn beso.
Es electrizante, Anabel.
ResponderEliminarDisfruté cada palabra, de los sin nombres, del recuerdo y del futuro.
Un beso
Precioso texto.
ResponderEliminarAgridulce texto.
Y una duermevela exquisita. El único momento en el que convergen sueños y realidades.
Para qué más!
ResponderEliminarsólo pasión y dejarse llevar.
Tenés un dominio excelente con temas eróticos, ni una palabra de más ni de menos!
Un placer leerte
Besos
ahhh, la imagen de las tres mujeres, lo siento! estaba convencida que eran tres féminas :(