Por debajo del nivel del mar
la poesía se adueña de las
coordenadas:
hay más mares que los de agua
y hay aguas que ni volando se
desbordan
en el camino del retorno.
Construyen la realidad
reflejos de recuerdos
frágiles como el mismo
presente,
fútiles como el saludo
silenciado.
La vuelta se encuentra llena de
besos regalados
y de lágrimas desahuciadas.
El regreso es/está ahora
y será siempre para el amor.
© Anabel
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