De los más de veinte años que llevo viviendo en Lleida, sólo un par de Navidades fueron blancas y el albor permaneció muy poco, tan delicadamente había nevado durante la noche. Los ociosos niños raudos bajaron a la plaza comunitaria a jugar con aquel obsequio inesperado. Pronto se convirtió en barro, o en hielo en las zonas de penumbra. Las urgencias de l’Arnau se llenaron de piernas y brazos rotos, de caderas dislocadas, de esguinces propios de gente nada acostumbrada a que el invierno se muestre en su máximo esplendor.
La niebla, fiel compañera de los meses invernales por estos lares, no provoca tantos accidentes. Ella, tan sutil, se cala hasta el moll de l’os y cubre con una fina capa de humedad todas las ropas que, inútilmente, intentan protegernos del frío. Entre su espesor y las bufandas, cuellos altos y gorros, ver y verse es tarea complicada. Pero, en este paisaje que a priori pudiera parecer triste, las luces navideñas que decoran las calles se transforman en destellos titilantes cubiertos de un halo fantasmagórico y se abren camino entre el vaho blanquecino. Iluminan la imaginación de la noche regalándonos gotitas de tibios colores. Es la mejor atmósfera para que los niños aún crean las leyendas centenarias de magos y reyes, niños y ángeles, caganers y tions; para que no pierdan la esperanza de que algún regalito puede llegarles a pesar de no haber sacado buenas notas.
Por eso debe ser que creo en Navidades Blancas, aunque sólo sean húmedas; en los Reyes Magos, aunque no tengan papeles; en los ángeles, alguno ha de haber y en un futuro despejado, aunque el presente esté cubierto de niebla.
Feliz Navidad (con retraso)
© Anabel
Feliz Navidad, Feliz Año 2011 Anabel. Me encantó el paseo por Lleida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Igualmente!
ResponderEliminarSiempre queda tiempo para las palabras envueltas en niebla. ;)
ResponderEliminarNosvemospronto
Realmente mi foto viene de perlas a tu texto, excelente y que tan acertadamente describe la atmosfera de Lleida en invierno y el ambiente de estas Fiestas pasadas. Saludos
ResponderEliminar¿Pero ya nos felicitas la Navidad de 2011?
ResponderEliminarJaja, es broma. Ya sé que has andado muy liada.
Este texto es precioso.
A mí la niebla no me gusta mucho. Será porque en estas tierras altas de la Meseta se da muy pocos días al año. Me pone nervioso.
Pero tus palabras hacen que hasta me atraiga un paseo por la calles de Lleida... (y si es junto a ti, mejor).
Taquedao bien bonito. Borrosamente navideño.
ResponderEliminarNoches blancas. En mi mar del oeste tampoco sucede eso....pero yo festejo como si así fuera....
ResponderEliminarmi beso, siempre
Las navidades deben ser blancas son más hermosas y mágicas con ese decorado, las luces brillan mejor, pero esta termino y a disfrutar del resto del año.
ResponderEliminarBesos de la maga curiosa.
Feliz Navidad con Sol, algo retrasada.
ResponderEliminarAhora ya puedo decir que conozco algo de Lleida.
Un abrazo grande
Todo lugar, todo clima, tiene sus momentos excelsos. Lo que puede parecer un inconveniente, puede ser una maravilla para quien lo vive a diario y sabe sacarle provecho. Un abrazo, Anabel!!
ResponderEliminarhttp://senderosintrincados.blogspot.com