miércoles, 6 de octubre de 2010

7 Plumas + 3d3

7 Plumas: Amando, Marcos, Francisco, Dácil, Ana, Anabel e Inma.
Pilar nos hace la foto.

Parece una fórmula matemática, pero es una suma de mentes amantes de la palabra escrita, de la hablada y de las ganas de compartir. Y esta singular idiosincrasia nos unió a través de unas ondas virtuales que se convirtieron, por arte de birlibirloque, en un sendero tangible donde encontrarnos. Ese sendero nos llevo a Zaragoza.

Con la boca pequeña les invité al recital de narrativa SéBreve, pensé que la distancia era insalvable, como en las relaciones sin fundamento, y di por hecho que todo quedaría en una ilusión. (He de reconocer que pensé lo mismo de ese proyecto loco de escribir una novela a 7 manos). Hubiera sido tan bonito conocerlos a todos y, además, en nuestra lectura… No contaba con que había topado con un ser hacedor de utopías: Francisco. Para él cualquier cosa que se pueda pensar, se puede realizar. Dicho y hecho. ¡Vamos! No podía dar crédito: ¡vienen! Empecé a temblar, a darme cuenta de que me había metido en un berenjenal pues invitarles a un evento fabricado por unos neófitos caraduras que se creían capaces de llevar adelante un plan maravilloso de envergadura desbordante me obligaba a dar el cien por cien de mi osada ignorancia en estas lides. Así lo comenté a mis socios de 3d3, José Antonio y Pilar. Ellos también se pusieron mucho más nerviosos si cabe, pues ver tanta euforia y entender que acercarse desde Canarias y Segovia era un esfuerzo considerable nos exigía realizar el acontecimiento lo mejor que fuéramos capaces.

Mientras mis amigos de 7 Plumas iban intercambiando correos sobre billetes de avión, alquileres de furgonetas y reservas de hotel, mis dedos “parkinsonianos” comentaban a los socios maños todo tipo de dudas, inconvenientes, peros e imposibles que podían surgir antes del acto y durante. José Antonio, hombre sabio que lidia con tres mujeres –nosotras dos y la suya propia- supo atemperar nuestros caracteres, ardua labor, santo varón, e ir poniendo cada cuerpo en su sitio, cada nombre en su término, cada papel en su carpeta. Todo atado. Sólo quedaba recibirles.



Mi imaginación, por una vez, se ajustó a la realidad: eran como supuse. Hay que decir que oír sus voces, ver sus caras en las fotografías, leerles y, sobre todo, escribir una novela a séptimos ayuda mucho a hacerse una idea acertada de sus personalidades. Marcos, escudriña tan atentamente como certera es su ironía. Dácil, suave como un guante de algodón y dispuesta a escalar montañas. Inma, delicada y entregada. Ana, cascabel inquieto. Amando, voz envolvente como sus palabras castellanas. Francisco, deja hacer, pero todo lo domina este hombre que no cree en las utopías. Allí estaban, en el hall del hotel, ni siquiera se les podía adivinar el cansancio que soportaban: reían y hablaban entusiasmados. Besos, besos y abrazos. Qué emoción. La noche zaragozana se compadeció y nos regaló una temperatura tibia que agradecía el cobijo de una chaqueta. Entre risas, gritos, manos que tocan y abrazan, tapitas, cervecitas, inmersión en el talante maño, calles y callejuelas, la virgen del Pilar y el río Ebro se nos iba la velada. Casi nos olvidamos de la novela, pero no, no podía ser. Un helado italiano, que hay que ser cosmopolita, nos ayudó a digerir tanto alborozo. El orden y concierto los puso nuestra coronela mayor: Pilar, mujer práctica donde las haya. Y hasta allí puedo leer sobre nuestra novela.




Al día siguiente, “furgona” en ristre, nos fuimos a Cuarte de Huerva a grabar el programa de radio conjunto. Parecía que nos conociéramos de toda la vida. El espacio radiofónico transcurrió con naturalidad, espontáneamente, libre, sin corsés. Elena, la directora, nos regaló por unos minutos el estudio y se lo devolvimos entero y repleto de cariño. Ella lo sabe.

Comida rápida. Maldito tiempo, cuánto más se te quiere estirar, más corto te haces. Odio tu elasticidad negativa. Corriendo, corriendo al centro cívico Teodoro Sánchez Punter para terminar los últimos preparativos. Comenzó lo que parecía tan lejano hacía unos meses, cuando José Antonio lo propuso y casi no nos creíamos que el momento pudiera llegar. Presentamos y leyeron mis amigos de Canarias, de Segovia y de Lleida. Luego, vinieron de Zaragoza y de Huesca. Y lo que nos parecía sobre el papel un acto largo, se nos consumió en nuestras manos mucho más rápidamente de lo que tardamos en organizarlo. Nos invadió una gran satisfacción y orgullo. Por qué no decirlo.

Desgraciadamente, después de la función tuve que regresar a Lleida. Mi amiga Pilar me contó lo bien que terminaron la fiesta sentados en una terraza, abrigados con la chaqueta y el calor de la amistad de más de veinte escritores que habían disfrutado compartiendo con otras personas la misma locura: escribir.



Los dioses castigaban a los griegos concediéndoles sus deseos. Estoy dispuesta a pagar la tasa que me corresponda. Sólo espero alcanzar a pagar las siguientes sanciones: este encuentro no ha sido el último.


¿Verdad que no, Francisco?

13 comentarios:

  1. A este paso, vamos a escribir otra novela con las crónicas del encuentro. Impresionante ésta.
    Muy bueno lo del final: los dioses castigaban a los griegos concediéndoles sus deseos.

    Pero en este caso, me parece que cualquier excusa hubiera bastado para juntarnos. Y un acontecimiento como el de Zaragoza no era moco de pavo, precisamente.

    ResponderEliminar
  2. Anabel, que bien me lo paso, rememorando en sus crónicas ese fin de semana. Sois unos cronistas entusiastas y cuando así se hace, nace literatura desde lo vivido.

    No cambiaría nada de lo que has escrito, que coincide con lo descrito por Amando.

    Solo me queda felicitarte a ti y a tus socios de3d3, pues la organización del recital a sido de precisión Suiza. Y te pudo confesar que me agobia acudir a estos actos. Pero este ha tenido la categoría de especial.

    Solo decirte que notamos mucho tu falta la última noche en la reunión final tras el recital y en el encuentro con una copa de cava en el hall del hotel.

    Organizar tiene estas cosas, te tienes que privar de algo.

    No dudes que tienes mi apoyo en aquello que emprendas.

    Gracias. Muchas Gracias.
    Francisco

    ResponderEliminar
  3. Muchas gracias, Anabel, por esta crónica y por tu arte, habilidad y capacidad de convencimiento para conectarnos con 7Plumas y todo su mundo.

    José Antonio

    ResponderEliminar
  4. Los recuerdos, siempre, se nos amontonan hasta hacerse irreconocibles en los silos de la memoria. Sin embargo, algunos gozan de un privilegio, y marcados por la chispa se convierten en flases que nos iluminan para siempre, en cualquier momento durante toda la vida; por eso sé que ese momento vivido, esas imágenes y esas caras nunca la podré olvidar.

    Sinceramente, Anabel, comparto no sólo tus palabras sino, también, la emoción que transmites con ellas. De alguna manera ya me siento un poco maño, contagiado por esa amabilidad y cariño recibido. Hemos conocido a personas extraordinarias que ya siempre estarán con nosotros (Jose Antonio, Pilar, Elena...) igual que tú, Anabel. Aún no te lo he contado, pero creo que ya es hora de hacerlo. Cuando te fuiste el domingo por la tarde, y tras pasar una velada inolvidable con el resto de los participantes, regresamos al hotel. Allí en la Recepción, con una copa de cava en la mano y alrededor de Amando, que inundando con su voz el silencio de la noche, nos leía el esperado capítulo, había siete sillas. Creo que aquello se convirtió en un aquelarre, porque te aseguro que ví sobre la silla vacía a la chica que sonríe con su mirada.

    ResponderEliminar
  5. Gracias Anabel, por invitarnos a este acto que nos sirvió de excusa para poder conocernos.
    Gracias por hacernos notar el nerviosismo y la ilusión que tenías para que ese encuentro se realizara sin ningún inconveniente.
    Gracias por hacernos sentir parte importante de tu vida en ese fin de semana y organizarnos momentos en los que nos sentimos protagonistas.
    Gracias por presentarnos a tus amigos, por hacernos sentir con ellos que pertenecíamos todos a ti.
    Gracias por recordarnos el granito de arena que cada uno pone en este grupo que crece en ideas, utopías realizables e ilusiones que unifican.
    Gracias Anabel, muchas gracias.

    ResponderEliminar
  6. Que sepas Anabel que no sólo a ustedes, los que estuvieron en el encuentro, os hace ilusión leer las crónicas del mismo...A nosotros, los seguidores empedernidos de los plumíferos, también.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  7. Es un gustazo, ver la energía que irradiáis.
    b.
    ;)

    ResponderEliminar
  8. Sabéis que no contesto los comentarios de mi blog, reglas de la casa, pero sólo por hoy me las saltaré.

    Vuestro apoyo y amistad, vuestras risas y abrazos y el poder compartir con vosotros han sido mi mejor terapia, son la risa de este verano que va a resonar en mi cabeza despistada durante mucho tiempo. Os debo mi poca cordura y mis ganas de seguir.

    (Marcos, me has emocionado. Te debo un beso enorme, enorme.)

    Dedicado a 7 Plumas, a Adictos al Verso, a JA, a PilarA y a todos los amigos que me demuestran día a día que no he de recorrer sola el camino.

    Besos a todos,

    Anabel

    ResponderEliminar
  9. a todos a Amando, a Ana, a Dacil, a Francisco, a Inma y a Marcos, por orden alfábetico, porque todos ocupáis el mismo lugar en mi corazón. Ya formáis parte de la lista de mis amigos del alma, y espero que este cariño sea el principio de una amistad que perdure para siempre. Estoy segura de que nos veremos pronto. Besos a repartir de Pilara

    ResponderEliminar
  10. Se me hace difícil añadir algo a una crónica tan acertada, tan auténtica.
    Anabel, tu invitación ha sido un hito en nuestras vidas, en la mía, por lo menos. Unos meses atrás no podía sospechar que os conocería a todos, es más, no podía sospechar el lugar que llegaríais a ocupar en mi vida.
    Ha sido una experiencia intensa, de las que marcan, de las que son para siempre.
    Estoy segura de que no será la última vez que podamos compartir unos días juntos, pero sí de que esta primera vez es inigualable, algo que no podrá ser superado. La expectación, el encuentro, verificar que lo que imaginaba coincide con la realidad, sentir una conexión que va más allá de las palabras, la alegría y las ilusiones que pusimos y que seguimos poniendo, todo forma parte de este viaje maravilloso que hicimos, no solo por aire y por tierra sino a través de nuestros corazones.
    Pilar, aunque no puedas imaginarlo, fuiste una parte muy importante de este encuentro. Eres una más de nosotros, para siempre. Por muchas razones pero, sobre todo, por esa afinidad instantánea que sentimos a flor de piel, más allá de la hospitalidad.
    No quisiera dejar de recordar a José Antonio que, a su manera discreta, nos proporcionó todo lo que necesitábamos y más.
    Un beso muy grande para los dos (para ti, Pilar, además, un achuchón)
    Anabel, muchísimas gracias por haber hecho posible este sueño hecho realidad, por ser como eres.
    Un abrazo desde el fondo de mi corazón

    ResponderEliminar
  11. Que genial este proyecto. Felicitaciones. Ya ves, esta vez la realidad se asusto de tu imaginacion..

    mi beso
    El magnetista

    ResponderEliminar
  12. ...da gusto leer la crónica, y que bien lo habéis pasado al lado del Ebro.
    Un beso.

    ResponderEliminar