
Mi estimada amiga Pilar Aguarón presentó su novela
Hueles a Sándalo el viernes 24 de septiembre en Zaragoza.
Fue un acto entrañable, plagado del cariño que muchos amigos le profesamos. Y es que esta maña nos tiene enamorados del mismo modo que su editor se enamoró de ella y de su novela, como no podía ser de otra forma.
Ella nos regala una historia de amor de las de verdad, sin analgésicos que apaguen la pasión ni el dolor. Porque ¿a quién no le ha dolido amar? Pero no os asustéis, en esta historia también hay disfrute y alegría.
También hay uno de los rasgos que más caracterizan a Pilar: su gran capacidad de mezclar una historia con la historia actual de un país, de una ciudad. Sus dotes de historiadora, de observadora de la actualidad política le proporcionan unas varillas con al que fusionar a la perfección la realidad y la ficción, la ficción y la realidad. Al fin y al cabo ¿qué es lo real y lo que no?
Añadir que su lenguaje certero, limpio, preciso y, muchas veces, afilado como un bisturí nos penetra en el alma sin pedir permiso y nos permite viajar a un mundo que es tan real o más que el nuestro propio.
Este post llega con dos semanas de retraso. No tengo perdón y mi excusa es escasa y manida, todo el mundo carece de tiempo y no por ello se puede abandonar a los amigos.
Aunque sea tarde, espero que esta entrada te demuestre que te quiero mucho, maña.
Os adjunto el recorte de prensa del Heraldo de Aragón del día 25 de septiembre haciendo referencia a la presentación del libro de Pilar, mi PilarA.