sábado, 14 de febrero de 2009

Llevar gabardina



Un claxon me humilla,
patea mi respiración
y descoloca a la lluvia
que no sabe si caer
o permanecer suspendida.
Cierro los ojos y deseo no estar,
no ser
en ningún lugar,
pero las gotas rebeldes
acarician mi cara,
me devuelven a la calle de la vergüenza
al doblar la esquina.
Sólo un portal me acoge
con un abrazo húmedo y oscuro.

No hay estrellas en su cielo,
ni árboles en el patio,
y el sonido del contador,
cual reloj de arena,
me señala la inutilidad
de llevar gabardina.

© Anabel

6 comentarios:

  1. Cuentista,
    Una delicia esta poesía! Cómo me gustó!

    Beso grande

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  2. Estás que te sales. Estos tres últimos me han encantado.

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  3. Amiga, un poema brillante!
    Como plasmás un instante con tanta fuerza!
    Bravo!
    Abrazos

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  4. Dios Anabel... Qué maravilla. Soy tu poema de carne y huesos. Ni más ni menos. Más huesos que carne... Para qué protegerse de lo que de seguro habrá de calarnos... Hasta el mismísimo tuétano.

    Llego acá y respiro un poquito... Otro sorbito de aire... Leyéndote. Y tus letras me dan de beber oxígeno puro a través de esa lluvia que imagino, de la vergüenza de un estúpido claxon, de la soledad de un portal de nadie, de las ganas de llegar de nuevo a casa...

    A esa casa que ocultamos bajo las inútiles gabardinas.

    Un abrazo silencioso... pssssss... En silencio el mar... El mar en calma que espera...

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  5. Poema desolación. Soledad, desolación y frío. Eso me ha transmitido.
    Ves recogiendo para las lecturas. Son estupendos.
    Hoy nos vemos, no?
    Besos

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  6. Enhorabuena, esta poesía, esta llena de unas hermosas imágenes, sin tules ni encajes, desnuda, limpia, directa al corazón de quien te lee...no sabes lo que me gusta que te lances a la poesía...un beso de azpeitia

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