Saber que has perdido relaja,
ya nada te obliga.
Sin embargo, el descanso no aparece,
asoma la duda como la carcoma en la madera
y se ensaña con los huesos,
delicadas virutas blancas.
La derrota no proporciona tregua,
a pesar de lo que ha costado:
la carne recoge y graba
lo que el alma desea olvidar.
©Anabel
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