
Exorcizar Londres
de tu regusto en sus aceras
es el objetivo de mi regreso.
¿Cuántos días sin noches cabían en aquellas semanas?
¿Cuántas resacas sin alcohol?
¿Cuántas ojeras rendidas a la desgana?
Nunca fue mejor el tiempo perdido.
Saber que no podrá ser peor
me tranquiliza como la lluvia
de una noche de viernes en Picadilly Circus.
© Anabel