Nunca había escrito. Pero, sin previo aviso, como quien tiene una revelación, cogió un bolígrafo y comenzó. Siempre era cuando la noche había penetrado más allá de su escritorio, más allá de sus ojos. Entonces, en trance, vomitaba, a través de sus dedos, versos, estrofas, rimas, metáforas, hipérboles… Al acabar, se pasaba la manga por los labios húmedos, cerraba los ojos y respiraba hondo. Llegaba exhausta a la cama, pero completamente relajada.
Al día siguiente, leía lo que había escrito. Dudaba que hubiera una sola línea decente en todo aquel galimatías. Había imágenes que le parecían válidas, juegos de palabras coherentes, sentimientos bien captados, pero la mayoría era paja, grumo que obstaculiza el regurgitar de la verdadera esencia. Y así, noche tras noche.
Después de varios meses de febril actividad poética, dejó de escribir, ya no sentía la náusea existencial, ya no tenía más que abocar a este mundo.
En el entierro, su marido leyó, con gran acopio de valor y serenidad, uno de sus poemas. Luego, arrugó la hoja y la lanzó sobre el féretro. Había más de ella en ese trozo de papel que en todos los años que habían compartido juntos.
Al día siguiente, leía lo que había escrito. Dudaba que hubiera una sola línea decente en todo aquel galimatías. Había imágenes que le parecían válidas, juegos de palabras coherentes, sentimientos bien captados, pero la mayoría era paja, grumo que obstaculiza el regurgitar de la verdadera esencia. Y así, noche tras noche.
Después de varios meses de febril actividad poética, dejó de escribir, ya no sentía la náusea existencial, ya no tenía más que abocar a este mundo.
En el entierro, su marido leyó, con gran acopio de valor y serenidad, uno de sus poemas. Luego, arrugó la hoja y la lanzó sobre el féretro. Había más de ella en ese trozo de papel que en todos los años que habían compartido juntos.
© Anabel
Es posible que ese mal nos aqueje a muchos. Es más fácil descubrirnos ante un trozo de papel que ante otro ser humano, así sea nuestra pareja. Por eso escribimos. Muy bien expresado.
ResponderEliminarSi amiga, asi es. Mucho más fácil abrirse de esta manera, cuando al escribir no necesitamos mirar a los ojos para decir algunas verdades. LA hoja, o la pantalla del monitor, terminan siendo el confesionario...ME gustó leer tu relato. Te mando un beso.
ResponderEliminarAL DUEÑO DEL BLOG: POR FAVOR, SI ESTÁS DE ACUERDO PUBLICA ESTO COMO ENTRADA.
ResponderEliminarNació como una iniciativa poética pero pasó de boca en boca convirtiéndose en una ACCIÓN ARTÍSTICA.
¿El objetivo? Demostrar que EL ARTE VIVE, en todas partes, a todas horas, con apoyos económicos y sin ellos, que en este siglo LA SENSIBILIDAD TIENE VOZ y pretende ser también ARMA.
Desde hace un tiempo internet está moviendo a grandes poetas, fotógrafos, músicos y demás, muchos de ellos reconocidos y premiados, muchos otros anónimos.
El Arte, en cualquiera de sus manifestaciones, es lo que hace que el humano sea Humano.
Se ha establecido que el día 30 de Noviembre vamos a concentrarnos en distintas ciudades de España, para poner al alcance de todo el mundo, de una manera gratuita el arte canónico y periférico.
Cada ciudad establecerá el lugar y la hora exacta a través de los comentarios que iréis dejando en www.arteenlascalles.blogspot.com y cuando esté todo claro lo difundiremos de una manera oficial a través de radio, tv y periódicos.
Pero hay algo muy importante. ESTO NO PUEDE FUNCIONAR SIN TU AYUDA. Como artista, o como público, tienes que manifestar tu apoyo, mover tu ficha.
Por favor, entra, y comenta: www.arteenlascalles.blogspot.com
Si el marido la quería, darse cuenta de que no la conocía, que sólo se confesaba a solas por la noche, será durísimo para él, si hubiesen existido, claro. Un saludo
ResponderEliminarHola Anabel.
ResponderEliminarTe devuelvo gustosamente la visita y veo que tienes dos blogs. De momento entro en este y leo algo cortito, ya tendré tiempo para más cuando las circunstancias que me rodean ahora cambien...
Sí, porque prometen buenas historias y buen gusto.
De esta "Náusea", me identifico bastante con la prota (no en lo de muerto, ¿eh?...); yo también "vomito" mis pequeñas historias, a veces últimamente también versos. Pero me motiva más, como dices en tu intro, la pantalla del ordenador.
Me gusta llenarla de palabras y de imágenes. Por cierto, una sugerencia: ¿no te animas a colocar algunas en tus relatos largos? Puede que eso incite más a la lectura a los "perezosos".
En fin, ya volveré por aquí.
Me ha(n) gustado (los dos sitios).
Abrazo.
diez versos, pueden tener el contenido de una vida, de toda una experiencia....nada puede superar al verso.......azpeitia
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