miércoles, 13 de febrero de 2008

Alzheimer




Tenemos el salón decorado
con bodegones de pan y cebolla
y juramentos hasta la muerte
que no recuerdo cuándo los compré
ni cómo los firmé.
Mi bolso está vacío
de migas de bizcocho,
de equis en negrita,
de hilo de Ariadna,
de brújulas con imán.
El ordenador enumera archivos
con cientos de poemas
que no leí
porque no sé escribir.
Oigo los gritos
de las sábanas de raso
y los camisones de seda
que emparedé en los años.
No encuentro la llave
del cofre del tesoro,
de la puerta de la dicha.
El rosal marchito del balcón
me recrimina la sequía que padece.

Esta mañana,
he olvidado
darte un beso al despertar.




© Anabel